¿DONDE ESTÁN LOS PARADOS?
La respuesta correcta a la pregunta del título, aunque parezca paradójica, es que la inmensa mayoría se encuentran trabajando. Otra cosa es como, cuando, donde y si de forma clandestina. Todos los sectores económicos estamos ante una falta preocupante de personal cualificado o simplemente del que se necesita en el complejo mundo del tejido empresarial, para seguir con la actividad productiva con normalidad.
En la industria de la construcción estamos sufriendo la escasez de manera alarmante, influyendo negativamente en los tiempos precisos y rápidos que exige el proceso constructivo. La modernización y la industrialización, la normativa exigente y buena del Código Técnico de la Edificación, la incorporación de la eficiencia energética, la accesibilidad universal, junto a un proceso franco de regeneración integral urbana, incorporando sostenibilidad y la Agenda Verde Europea, hace preciso contar con personal altamente especializado.
Llevamos años haciendo un llamamiento a los jóvenes y a las mujeres para que su inclusión en todos los quehaceres, por cierto, muchos y variados, permita mantener la renovación generacional dentro de los parámetros que aseguren la estabilidad laboral y la continuación de las obras, manteniendo los periodos de ejecución previstos o previsibles. Pero no hay manera, cuesta y está siendo difícil, a pesar de que gozamos de un Convenio General a nivel Estatal, con las máximas garantías sociales y los Convenios provinciales, con unos estándares salariares muy competitivos, que permiten a los que quieren progresar personal y profesionalmente, tener todas las posibilidades de conseguirlo sobradamente, porque somos creadores de empleo de calidad.
En el sector aparecen nuevos materiales, novedosas formas técnicas o constructivas, maquinaria de última generación o la plena incorporación de la digitalización, que permiten la especialización a la que sólo se puede acceder con formación. Pero la Formación Profesional Reglada ha sido abandonada sistemáticamente por los jóvenes, que no se incorporan a los cursos ofertados. Menos mal que la Fundación Laboral de la Construcción, FLC, entidad paritaria donde participamos los empresarios y sindicatos conjuntamente estamos haciendo un trabajo ímprobo, intenso, realizado con enorme aplicación, para contar con los efectivos humanos suficientes y preparados.
Las estadísticas oficiales del Gobierno de Canarias, indefectiblemente, cada vez que salen a la luz pública, vienen reflejando con variaciones mínimas desde hace años, unas quince mil personas como parados en el sector de la construcción. Y no nosotros siempre respondemos ante esos anuncios ¿dónde están?, porque cuando los vamos a buscar o los pedimos a las oficinas de empleo no aparecen por ningún lado y si es el caso, no tienen nada que ver en cuanto a su capacitación previa con nuestro sector. Es una verdadera quimera.
Pero si sabemos perfectamente lo que están haciendo, casi la generalidad, de los que están inscritos en busca de trabajo, pues sencillamente, primero, cobrando la respectiva prestación por desempleo, sumado en algunos casos, a cualquier otra ayuda social pública más, que los listillos de turno, compatibilizan con las actividades fraudulentas, insertados cómodamente en una economía sumergida crónica que no para de crecer. Es inaplazable tomar todas las medidas convenientes, suficientes y eficaces, para acabar con esta lacra insolidaria, porque las que están puestas en marcha, principalmente a través de la Inspección de Trabajo son buenas, pero insuficientes, por la escasez de personal humano para hacer frente a tamaña patraña.
El cáncamo, esa obra o trabajo que le surge esporádicamente, más de la cuenta, a un profesional al margen de su actividad regular y fuera de la legalidad, es al mercado laboral, lo mismo que el daño irreparable que la especie invasora vegetal rabo de gato (Pennisetum setaceum) está ocasionando a los ecosistemas canarios.
Oscar Izquierdo