LA PALMA Y TENERIFE, AHORA TIENE QUE SER SU MOMENTO


El presidente canario, Ángel Víctor Torres.
La Palma, tiene que comenzar su reconstrucción, económica, social y anímica, de una población que ha sufrido una verdadera tragedia y de un sistema productivo tremendamente dañado. Ya se han ido las televisiones, las cámaras, las fotos para figurear, ahora viene lo trabajoso, lo que cuesta y eso son palabras mayores: seriedad, responsabilidad y cumplimento de las promesas realizadas, en los momentos álgidos de la erupción, cuando los sentimientos de los palmeros estaban verdaderamente dañados y podían ser muy influenciables. Ya no valen los viajes propagandísticos, los fondos económicos tan alegremente anunciados o los mensajes de apoyo y solidaridad, que no pasaban de ahí.
Es el momento de hacer, ejecutar, es decir, de hablar menos y ponerse, de una vez, manos a la obra. Hay que demostrar que existe una Administración Pública, capacitada para hacer frente a una situación de perentoria celeridad. Ojalá que nos equivoquemos, pero la experiencia nos hace temer que todo se va a ir complicando cada vez más, los trámites burocráticos se eternizarán, sin llegar a resolverse en tiempo y forma. La Función Pública canaria no cuenta con la musculatura suficiente, para ejercer de piloto dinamizador, al contrario, se convertirá en el muro infranqueable de siempre, que todo lo para, estorba y pudre.
Es el momento de hacer, ejecutar, es decir, de hablar menos y ponerse, de una vez, manos a la obra
Los enfrentamientos competenciales entre las distintas administraciones territoriales florecerán al máximo. Las peleas entre políticos y partidos se recrudecerán, porque antepondrán sus intereses electorales, a lo que es lo oportuno. La Palma saldrá adelante con el empuje, el tesón y la rabia de los palmeros, que seguro y así lo esperamos, exigirán lo que les corresponde, por justicia y dignidad.
Tenerife seguirá un año más colapsada, atascada e inmovilizada, con las colas diarias en nuestras carreteras, que se han hecho tan familiares, que cuando algún día, por el azar, hay fluidez en el tráfico, nos asombramos tanto, que parece que vivimos en la isla hermana de Gran Canaria. Mientras no se concluya el Anillo Insular, con la incorporación de la Vía Exterior a Santa Cruz- La Laguna y las demás vías prioritarias, la isla seguirá desvertebrada, divida en tres zonas, abatida económicamente, perjudicada socialmente.
Los caprichos egocéntricos de algunos políticos tinerfeños, unos gobernando y otros en la oposición, que no ven más allá de sus narices, son los culpables del estado calamitoso en que está Tenerife, convirtiéndola en la séptima isla menor de Canarias. Para revertir esta situación hay que tener osadía, pero tristemente, en la isla, hay demasiada gente calladita, en el ámbito económico o social, donde el pesebrismo supera a la dignidad.