AHÍNCO PRODUCTIVO
El trabajo no es solamente un medio para obtener unos emolumentos o para remunerar una actividad concreta, que por supuesto nos sirve para obtener los medios económicos necesarios para vivir. También, significa dignidad y utilidad personal. El estar ocupado laboralmente, es sentirse plenamente realizado como persona. Es verdad, que también hay que sumar la responsabilidad, como parte integrante para conseguir una completa realización, individual y subjetiva. Además, hay que sumar, es imprescindible, su carácter societario o comunitario. Por lo tanto, cualquier política económica, que tengan que emprender la autoridad pública, en sus distintos niveles territoriales o funcionales, siempre debe tener como prioridad la máxima creación de empleo posible. Es la mejor y eficiente política social que se conoce.
En estos momentos, donde se habla y se escribe tanto de crisis por todos lados, sobre todo, desde ámbitos académicos, teóricos o prospectivos, hay una materialidad que pone en duda estos criterios con marchamo científico, tanto a corto, medio y largo plazo. Todos los sectores económicos, tenemos unos niveles de empleo significativos, ahí están los datos oficiales que lo corroboran. El problema que se plantea es que falta personal, para la demanda que el sistema productivo y el tejido empresarial necesita acuciantemente. Después, tenemos la paradoja de los altos niveles de desempleo, que también reflejan las estadísticas públicas. Cualquier lego en materia económica o ciudadano normal, no entiende esta disfunción.
Se necesita personal especializado, formado adecuadamente, para ejercer el oficio correspondiente, con la tecnificación adecuada y la capacidad teórica, así como también, con la práctica imprescindible, para ejercer el trabajo con la máxima eficiencia. Dar respuesta a las necesidades de cualificación detectada, para cubrir la demanda, con el objetivo encomiable de mejorar la empleabilidad. Incorporando perfiles cualificados, con el fin de poder ejecutar, con garantías suficientes, las inversiones, tanto privadas como públicas. La escasez de trabajadores, que principalmente la sufren las pymes y microempresas locales, está relacionada con los recientes oficios vinculados, en el caso de la industria de la construcción, a nuevos sistemas constructivos, novedosos materiales, la aplicación acelerada de la transformación digital a los procesos, empresas y personas, la eficiencia energética, la accesibilidad universal, la regeneración de los espacios urbanos, la fotografía aérea y fotogrametría para construcción y obra civil en uso de drones. Ya tenemos presente la Inteligencia Artificial o la Tecnología BIM, donde va incluido la planificación, diseño, construcción, uso, mantenimiento y deconstrucción.
Hay otro apartado a destacar como necesario para fomentar, como es la Certificación Profesional de Docencia, con la finalidad de solventar la escasez de docentes especializados en el sector de la construcción. Es una simbiosis que hay que potenciar, por un lado, contar con suficientes profesionales de la enseñanza, educación e instrucción y por otro, con trabajadores dispuestos y con ganas de formarse. Tenemos que incorporar, urgentemente, a jóvenes y a las mujeres, porque la media de edad en nuestro sector ya supera los 45 años, el envejecimiento generalizado de los trabajadores que están en actividad actualmente, es una objetividad preocupante. El relevo generacional se está retrasando peligrosamente, para un futuro inmediato.
Estudio, adiestramiento, aprendizaje, son prioridades, que el propio mundo en que vivimos es cada vez mas exigente. Hay que incorporar, de nuevo, porque antes existía, hasta que llegó, como un huracán, la sociedad de la comodidad o el mínimo esfuerzo, la cultura del denuedo, es decir, brío, valor, intrepidez, brega, porque el empeño continuo, incansable y persistente, siempre darán fruto. Las metas para alcanzar tienen que ser altas, por eso, no podemos debilitar la marcha, el avance, sin olvidar nunca el entusiasmo por mejorar, no sólo, sino en conjunto. Todo se reduce a incorporar el esfuerzo, como modo ordinario de trabajo y vida.
Oscar Izquierdo
Presidente de FEPECO